Ordenar los libros para crear. Alamiro de Ávila, la Colección Universidad de Chile y sus Rastros Lectores

Abstract

La investigación de la que surge este texto se corresponde con el desarrollo de un proyecto de investigación mayor denominado Rastros Lectores, desarrollado en el Archivo Central Andrés Bello desde hace algunos años con el apoyo de la Red de Cultura Gráfica Latinoamericana. El sentido de esa iniciativa ha sido fundamentar una propuesta metodológica y epistémica para la puesta en valor del patrimonio bibliográfico universitario. Una forma de defensa de los libros y documentos que, en la práctica, se traduce en la defensa del derecho a la memoria histórica. Por medio de una metodología basada en la interrogación constante, fundamentada en la necesidad de contribuir al desarrollo del pensamiento crítico y ciudadano, Rastros Lectores es un proyecto que no pretende edificar verdades sólidas sino construir una perspectiva de análisis para interpretar qué sentido tiene resguardar el patrimonio histórico de nuestra universidad, la más antigua del país y, cabe señalar, la más devastada por la dictadura militar que afectó a Chile entre 1973 y 1990 y de cuyas heridas aún no nos hemos recuperado. El nudo problemático central de este trabajo gira entonces en torno a una pregunta elemental ¿qué función tienen los libros?, y, ¿por qué y para qué son atesorados como patrimonio por una institución como el Archivo Central Andrés Bello? Desde el punto de vista histórico y patrimonial en nuestro país los libros han sido generalmente valorados por la influencia que han tenido en tanto “obra” invariante ajustada al periodo y lugar al cual pertenecen originalmente y porque de ellos se extraen saberes. Es decir, han sido considerados más como una mina de información que como un producto histórico.